adrián casas frías

poco a poco voy conociendo un poco mas lo que es esta vida que empiezo. A pasitos, que si lo hagoa zancadas seguro que me pierdo cosas importantes y bonitas.

este pasado sábado tuve una noche especial, aunque lo fue mas para mi padre que para mí. Resulta que mi mami se marchaba de cena (no me han querido explicar lo que significa 'despedida de soltera', pero de entrada a mi no me suena muy bien) y nos quedábamos en casa mi padre y yo. Dos hombres y toda una noche por delante...

la velada empezó mas o menos como siempre, baño y biberón de las nueve. Por lo que me temí que sería como otra cualquier noche de las que ya he vivido. Pero aunque esto de que te bañen y te tomes de un tirón 90 m.l. de nidina sea algo habitual, no deja de presentarse como un esfuerzo para mí. Así que me quedé dormido a las primeras de cambio. Creo que aun no estoy preparado del todo para salir de marcha, piano piano.

la cosa fue bien distinta tres horas después, con el biberón de las 12. Me desperté un poco aturdido pero con el presentimiento de que ahora sí, ahora mi padre sacaría el whisky y nos tomaríamos unos tragos. Él no lo sé, pero yo cogí el biberón con ansias... al fin y al cabo era mi primera noche de borrachera. Me tomé mi nueva dosis de 90 ml de agua con leche en polvo enteramente de un trago, más rápido que le vez anterior. Me lo apuré tan de seguido que ni siquiera me di cuenta de que lo que bebía no era whisky como yo pensaba, era de nuevo leche, me percaté de ello mas tarde. Tanta era la certeza que yo tenía de que me había engullidos jugos escoceses que caí de nuevo dormido pero esta vez pensando que era fruto de mi letargo etílico. Y hasta durmiendo me autoconvecí de que iba pedo. Tanto era mi convencimiento que hasta vomité todo lo tomado, porque he oido que eso les ocurre a los que se pasan con la bebida, que acaban en cualquier esquina vomitando.

Y por fín pude dormirme a gusto, con mi primera resaca y de las grandes, de esas que cuando te levantas todo te sigue dando vueltas y no recuerdas nada de la noche anterior.

Pero llegó el momento de enfrentarme a la realidad. Y tras otras nuevas tres horas me volví a despertar y ví que todo lo que yo pensaba no había sucedido como creía. Cierto que a las doce me tomé un biberón, pero de leche como siempre. Y cierto que vomité,pero por lo que los pediatras llaman regurgitación (vaya palabrita, he tenido que usar el google para escribirla bien). Así que mi primera noche de marcha se quedó en un quiero y no puedo....


Con todo esto se me presentaba un domingo de pesadumbre por no haber logrado lo que me esperaba. Necesitaba aislarme en mi mundo, desconectar del resto... pero ahí hete que mis padres tenían otra idea, la de pasar el día fuera de casa, la de tener vida social...y a que horas!!!

Vi el panorama que se me avecinaba: comida en casa ajena y con los papis casi mas pendientes de la piscina, de las cervecitas, de las charletas, de los jijisjajas, de la partida de cartas... Y encima me llevaron a un sitio donde un animal cuadrúpedo de dimensiones gigantestas solo quería que lamerme. Y donde había un personaje que se hizo pasar por mi tío, pero que a mi no me la dio, yo conozco a mi verdadero tío y ese no llevaba ronchas en la piel ni iba a garitos chungos. Que soy todaía un renacuajo pero no me engañan...

Total, que viendo todo esto solo se me ocurría una opción que me permitiera evadirme: una larga siesta. Sí, largas y reparadoras horas de dulces sueños. Lo de hacer vida social casi que lo dejo yo para otra ocasión.