adrián casas frías

porque yo no iba a nacer sin un blog... claro

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nací el 12 de junio del 2007 y según corren los tiempos yo no podía nacer sin tener un blog propio... Todavía no sé ni hablar, ni escribir, ni leer y ni mucho menos publicar un blog. Así que de eso se encargará por el momento mi padre, que para algo ha sido uno de los culpables de traerme al mundo... Luego ya seguiré con ésto si es que me apetece, pero para eso aun queda mucho tiempo...

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Espero que mi padre no se olvide de poner por aquí fotos de todo lo que me ocurra en estos primeros años de vida, que cuando sea mayor lo revisaré y espero que no falte nada de las cosas importantes que me ocurran a partir de ahora... Y si se olvida de algo espero que mamá le de una buena colleja...

comilona y vomitona

poco a poco me voy aficionando a eso de tragar, no sé, tiene su punto el llenarse el buche, sobretodo porque luego te quedas de un relajado que es fantástico.

lo malo es que de momento solo me dan biberones de leche en polvo y su sabor deja mucho que desear. Y mas cuando oigo a mi padre recitar las maravillas de un buen plato de lentejas o un potaje con sus garbanzos. Yo es que veo como se sientan en la mesa con esos filetes con patatas o cuando caen en la comida fácil tipo pizza y es que me enciendo. Y no hablemos cuando se comen un helado... Porque no puedo hablar, que si no les cantaba las cuarenta por mantenerme solo a base de biberones... y encima no me aumentan la dosis.

tengo claro que de momento soy un bebé y que no me puedo valer por mi mismo. Dependo mucho de mis padres, obvio. Y eso me mantiene esclavizado al horario de biberones cada tres horas. A veces me basta, pero otras me tomaría dos biberones en medio de ese intervalo. Y les lloro, y me pongo berraco, pero me mantienen el horario de rancho militar casi a rajatabla.

Total, que cuando suena la corneta que anuncia comilona me pongo presto y dispuesto a jalar. Antes me costaba mas esfuerzo, pero ahora ya me pimplo el biberon casi de una sentada. Glup, glup, glup... menudos meneos le doy al cacharro ese con tetina. Y encima luego me animan a que me tire un rot, y yo encantado claro.

Estoy aprendiendo que los excesos conllevan algunas consecuencias que normalmente no son buenas. Como la de hoy, que en el biberón de la merienda me he apabullado con tanta leche... he querido tragarme el biberón con plástico y todo... y claro, al final a la hora de querer eructar se me ha ido todo detrás. Vaya vomitona he soltado, se me ha ido toda la leche tomada a fer la má. Y eso no me gusta... Soy de la opinión (que me he formado a través de ese estrecho vínculo paterno-filial) de que lo que se come se ha de quedar en el buche ¿para qué tirarlo?. Dice mi padre que los romanos vomitaban aposta para seguir comiendo. Puede ser algo interesante, pero de momento yo prefiero ir sobre seguro y quedarme con lo comido, no sea que luego no me den de comer hasta dentro de tres horas... que es muuuucho tiempo.

Y para acabar, le he dicho a mi progenitor que cuelgue una de las cienes de fotos que tiene mientras me tomo uno de esos superbiberones, espero salir guapo, ya me contáis.

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